En el año 1990 el Dr. Juan Abarca Campal lidera a un grupo de médicos y, junto a la Dra. Carmen Cidón Tamargo, consigue poner en marcha un proyecto para desarrollar un nuevo modelo de hacer medicina privada en España. Basado en la calidad asistencial, la cualificación profesional, la investigación, la docencia y la tecnología, HM Hospitales nace con la rehabilitación y puesta de nuevo en funcionamiento del antiguo Hospital San Pedro, hoy el Hospital Universitario HM Madrid.
Las ideas básicas que este grupo promotor mantiene desde su formación son las siguientes:
• Para que
cualquier médico bien formado profesionalmente pueda ejercer su profesión consiguiendo los mejores resultados posibles, es necesario que disponga de libertad para poder realizar los estudios diagnósticos y los tratamientos que considere necesarios, sin interferencias, presiones o limitaciones ajenas a la relación médico-enfermo.
• Un
hospital privado es una empresa muy compleja, pero básica y primordialmente sanitaria, por lo que sólo puede estar gestionada adecuadamente por médicos clínicos que, como tal, hayan vivido muchos años de hospital. Pero es necesario que, además, esos médicos sean buenos gestores, lo que no es frecuente.
• Los
médicos asistenciales deben ser co-propietarios del centro privado en el que trabajan, pero la propiedad del hospital debe estar equilibrada; ha de pertenecer a los médicos que trabajan en él, pero también a otras personas y entidades, profesionales, empresarios, etc., que analicen y consideren el centro desde otros puntos de vista, como posibles usuarios y como accionistas que esperan una buena gestión y una rentabilidad de su inversión.
Asociando estas premisas y
conjugando los intereses de los propietarios; de los médicos y de nuestros pacientes y sus familiares se obtiene una empresa hospitalaria equilibrada, en la que predomina la calidad, pero basada en una rigurosa política económica que permite obtener beneficios. Pero la consecución de beneficios nunca ha sido para HM Hospitales un fin exclusivo, sino un medio imprescindible para poder seguir ofreciendo
una calidad asistencial de excelencia. Pero es que, además, la calidad asistencial de excelencia, aunque en un momento determinado pueda parecer contrapuesta a los resultados económicos inmediatos, a medio y largo plazo es siempre, a través de un alto prestigio, la mayor garantía para obtenerlos.